La magia de Vigirima y sus ríos
Historias de guerras ganadas y leyendas míticas forman parte de la cultura de la localidad de Vigirima, ubicada al norte del municipio Guacara, al lado del Parque Nacional San Esteban. Esta zona goza de un clima fresco que invita a deleitarse del sonar del agua de los ríos Cucharonal, El Corozo y Vigirima, que dan vida a su alrededor convirtiéndolo en un oasis de la naturaleza.
Visitar esta localidad es un viaje muy agradable, a tan solo 30 minutos de Valencia. El camino es por la carretera vía Vigirima, en el que vale la pena bajar los vidrios del carro para disfrutar del ambiente, y observar a pie de calle las casitas con conucos de cilantro, cebollín y papas.
El año pasado los fluviales de Vigirima fueron de los pocos balnearios no contaminados del estado Carabobo. Hecho que demuestra el cuidado de los lugareños, especialmente del sector Cacho Mocho, quienes protegen estas aguas, caracterizadas por ser de corriente moderada, llenas de grandes piedras y bordeadas de maravillosa fauna y flora silvestre; entre ellas las exóticas aves de paraíso, monos araguatos, venados, guacamayas, golondrinas y muchas más especies.
El Cucharonal tiene varios pozos convertidos en piscinas naturales en las que cualquier día de la semana los guacareños se dan un chapuzón. Entre los más hermosos se encuentra el “del espíritu” por poseer un tobogán de piedra; Y la poza “del amor”, con forma de jacuzzi por la forma ovalada de la piedra, que mantiene cerquita a las personas que se sumergen en ella.
Otra visita obligada es entrar a la Quinta Pimentel para conocer su historia y ver a su lado la fábrica cafetalera más moderna de la época de Juan Vicente Gómez; Tomar un café artesanal, bañarse en los ríos y caminar la montaña con sus impresionantes caídas de agua que aparecen al subir tan solo kilómetro y medio, todo ésto reafirma la grata experiencia.
Que se resume en respirar paz pura, casi llegando a creer que en el mundo sí se puede alcanzar un perfecto equilibrio entre las creaciones de Dios y la mano del hombre.
Café con Todo
Antes de llegar a la icónica Quinta Pimentel, se encuentra Café con Todo, un bar al aire libre con cómodos puffs, olor a café tostado y naturaleza plena. Donde además de un buen café, consigues comidas rápidas, cocteles, vinos artesanales, tequeños y eventualmente platos fuertes.
Este establecimiento a orillas del rio, tiene tres años de apertura atendido por sus propietarios Liliana Cruz y Enrique Gómez, quienes junto a su equipo de trabajo se encargan de hacer vivir una experiencia mágica a los visitantes.
Ellos sirven el tradicional café típico de Vigirima, pero le agregan su toque personal, al adquirir el grano de café y del cacao cuando están verdes para así procesarlos en el mismo bar. Este procedimiento artesanal de tostado y molido hace que cada taza de café o chocolate tenga un sabor único.
Ellos sirven el tradicional café típico de Vigirima, pero le agregan su toque personal, al adquirir el grano de café y del cacao cuando están verdes para así procesarlos en el mismo bar. Este procedimiento artesanal de tostado y molido hace que cada taza de café o chocolate tenga un sabor único.
Y de sabores auténticos, Liliana y Enrique son expertos, porque ofrecen bebidas propias del local. Como el café Pimentel, frío, a base de chocolate con leche condensada, licor de café, y se corona con crema chantillí y sirope de chocolate.
La mezcla de todos estos sabores hace una explosión especial en el paladar, describe Liliana. También está el café Teolinda, preparado con la misma mezcla pero con un licor más suave. Su nombre es el mismo de la esposa de Antonio Pimentel, ex propietario de la vecina cafetalera.
La mezcla de todos estos sabores hace una explosión especial en el paladar, describe Liliana. También está el café Teolinda, preparado con la misma mezcla pero con un licor más suave. Su nombre es el mismo de la esposa de Antonio Pimentel, ex propietario de la vecina cafetalera.
Cocteles tropicales son otra especialidad, desde los más tradicionales hasta el “Yagua mango”, otra creación genuina que tiene esta fruta como sabor principal por representar el norte de Guacara.
Para alejarse así sea un par de horas del caos de la ciudad, éste es el escape perfecto. Puede seguirlos por sus redes sociales Facebook e Instagram: @cafe_contodo y por allí enterarse de los eventos especiales que realizan.
Un paraíso de historia y leyendas
De los ríos y casas antiguas siempre hay leyendas y cuentos de apariciones fantasmales. Los habitantes más antiguos de Vigirima comentan que en la parte de atrás del balcón de la Quinta Pimentel, se aparece el Conde de Tovar y un niño vestido de marinero. Así como relatan la leyenda “del cuchillo en el árbol”.
Dicen que cuando Antonio Pimentel era dueño de la finca en el año 1926, un trabajador se le rebeló, y al escaparse lanzó un machete que se clavó en un árbol. Pero para sorpresa de todos, cuando fueron a sacar la herramienta apareció una luz brillante que los iluminó. Actualmente esta pieza aún se aprecia clavada en el árbol, ya oxidado sin “la cacha” del mango, a unos 10 metros de altura. Nadie se ha atrevido a quitarla.
Dicen que cuando Antonio Pimentel era dueño de la finca en el año 1926, un trabajador se le rebeló, y al escaparse lanzó un machete que se clavó en un árbol. Pero para sorpresa de todos, cuando fueron a sacar la herramienta apareció una luz brillante que los iluminó. Actualmente esta pieza aún se aprecia clavada en el árbol, ya oxidado sin “la cacha” del mango, a unos 10 metros de altura. Nadie se ha atrevido a quitarla.
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